jueves, 23 de junio de 2022

Jueves 23 de junio, la cocina es un caos.

Me desperté tipo once con mocos, de esos que decís que son emociones trasladas a infección, yo creo que son un par de llantos que no deje salir. Bruno del lado izquierdo de la cama, Gala a mis pies y una almohada a la derecha con tu olor. Las gatas con su llanto me llevaron hasta el comedor, querían agua filtrada que no es igual a la del bidet ni la del tachito. 

Descubrí al fondo de la heladera detrás de los frascos de mermelada el último pedazo de torta de mi cumpleaños, la crema aún estaba buena. La baje del freezer hace unos días para compartirte un pedacito de ese festejo, la cocina esta minada de pelotitas de almidón, esas que quedan tostadas al costado de la sartén cuando haces mbeyú, ahora que lo sabés hacer, entendés de lo que te hablo. Cuide al detalle que nada fuera a parar a la bacha, no quiero más agua estancada.  Logre lavar todo mientras el agua para el café se calentaba, no se tapó ni el agua hirvió, parece arte de magia, de esos problemas que solo hay que esperar y se solucionan solos.  Di vuelta las dos tazas que ya me esperaban limpias y serví dos cafés. 

Volvé pronto, apurate que se enfría.



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