jueves, 9 de diciembre de 2010

acomódate, acaríciame y cuéntame que sucederá después.

Si me despertara todavía a tu lado, abrazándote, sin ganas de despegarme, tu mano tomada a la mía pidiéndome que no te deje.. yo pidiéndote que no me sueltes. Si fuéramos todavía como esa noche en aeroparque, yo sosteniendo flores blancas de papel, vos tu abrigo verde de piel. Si de tus ojos de anime brotara ese destello de diva, si tu sonrisa todavía me regalarías, ¿cómo sería? ¿Cómo se sentiría este nudo en la garganta que no estaría? ¿Cómo haría para no enamorarme? ¿Cómo haría para sostenerme las ganas de abrazarte? ¿Cómo? Tu manos acariciarían siempre mi nuca, haciendo rulos con los dedos, mirándome, siempre regalándome luego un beso. Ya lo sabemos, ya lo vivimos, ya procedimos, y nada paso, paso nuestro momento de amor, y lo que no fué ya nunca será, así es, aunque suene cruel… te quiero sí, con limón y sal, te quiero si vienes y si vas, pero tengo que confesar que de verdad a veces, por lamentable que me pese, no me es, no me llena, y me duele. Cuéntame tus secretos como esa noche bajo la luz de una lámpara prestada, bajo los efectos de dosis de pasión, bajo la dosis de quien sabe que pócima sacada de un neceser de placer. Cuéntame de corazón lo que quieres, y no dejes nada atrás, porque eso es lo que nos dejo aquí, en el olvido. Sucesión de favores me llevaron al paredón de fusilamiento, los errores tienen un límite, a no ser que no quieras aprender, te irás una y mil veces, una y mil veces padeceré, una y mil veces volverás y así jamás aprenderé. Enséñame, aléjate, olvídame, recuérdame, devuélveme y por ultimo cuéntame mientras me duermo y dejo caer de mi mejilla el ultimo temor, la última gota de dolor, que ya he empezado a conocer y al cual apuñalo por cobarde, por quererme atacar cuando yo más que nadie sé que nada tiene que hacer aquí, pues me has prevenido. Cuéntame tu secreto, que yo sé porque estuve dentro, cuéntame con vos de sueño que volverás, invítame con vos de dormida a ese paraíso que son tus anhelos. Acaríciame mientras me duermo sobre tu hombro, luego apaga la luz y acomódate, como este último invierno.

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